ATARDECER EN ÓRGANOS

Acrílico sobre tela / 40 x 30 cm / CRV

Qué nombre de sitio y qué belleza de playa. Mucha fama tiene el norte pero si tuviera que escoger una caleta para vivir mis últimos días me quedaría con Los Órganos, que debe su extraña denominación al perpetuo ir y venir de las máquinas petroleras que bufaban como los tubos de un instrumento musical. Un suave y largo mar acompaña la cadencia de las horas y un sol eterno tranquiliza nuestros sentimientos. Cuando los órganos ceden lo mejor sería asilarse en esta enorme bahía de atardeceres rojos y sombras granates.

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