Westphalen y las insulas extrañas

Acrílico sobre tela / 30 x 40 cm / vendido XO

Huraño y cálido a la vez, Emilio Adolfo Westphalen paseó por Barranco hasta en sus últimos días. Vivió en el Hotel Génova de muchacho y más tarde al pie del acantilado, en una casa que mandó construir en el malecón con un gran estudio para ver el mar. De sus “Insulas Extrañas”, extraemos un breve fragmento:


El mar acerca su amor

Teme la rosa el pie la piel

El mar aleja su amor

El mar

Cuantas barcas

Las olas dicen amor

La niebla otra vez otra barca

Los remos el amor no se mueve

Sabe cerrar los ojos dormir el aire no los ojos

La ola alcanza los ojos

Calma tardanza el cielo

O los ojos

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