Corso 1

Acrílico sobre tela /40 x 30 cm / vendido CC

Durante tres décadas los carnavales desaparecieron de Barranco. El municipio dejó de organizar las fiestas y corsos amparándose en una estúpida idea de modernidad, donde la ley y el orden parecían enfrentarse al juego y la alegría. Sin embargo los vecinos de las calles Cajamarca y Miraflores revivieron hace tres años esta tradición barranquina con mucho éxito. Muchachas y muchachos, niños y hasta los viejos de juvenil carácter tomaron las calles y los espacios públicos del distrito y desfilaron disfrazados por los parques y malecones, entre las casonas y las alamedas concluyendo la jornada con un multitudinario baile en el triangulo de la calle Santa Rosa.


Entradas populares de este blog

La niña y la lámpara azul

Martín Adán y la casa de cartón