El sueño del gordo Delucchi

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Durante los ochenta y los noventa, la casa de Rafael en el jirón Ayacucho fue un centro informal de cultura y artes. Allí soñábamos con hacer películas, y escribir novelas, con obras de teatro y grupos de danza. Muchos pintores, entre ellos Enrique Polanco, tuvieron allí sus talleres y no era difícil que tras una puerta se apareciera un enorme otorongo (jaguar americano). Esta casa de estilo italiano que hoy está casi en el suelo, era un lugar preciado para ver los atardeceres naranjas y violetas de Barranco.

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