Eguren saliendo de su casa

Acrílico sobre tela / 45 x 35 cm / vendido CS
El autor de Simbólicas (1911) y La canción de las figuras (1916) revolucionó la poesía peruana desde su pequeño solar de la plazuela San Francisco de Barranco, donde todos los domingos por la tarde reunía a sus amigos. Acudían puntualmente González Prada, Mariategui, Pedro Zulen, Bustmante y Ballivian, Manuel Beingolea y el joven Abraham Valdelomar. Alli se recitaba entre galletas y té a Mallarmé, Baudelaire, Novalis y Danunzzio. También se conversaba de estética y actualidad. Eguren era más bien parco y solo una que otra vez, y a pedido de sus invitados, leía algún poema:
Y en la racha que sube a los techos
Se pierden, al punto, las mudas señales,
Y al compás alegre de enanos deshechos
Se elevan divinos los cantos nupciales.

Y en la bruma de la pesadilla
Se ahogan luceros azules y raros,
Y, al punto, se extiende como nubecilla
El mago misterio de los ojos claros.

Entradas populares de este blog

La niña y la lámpara azul

Martín Adán y la casa de cartón

Polirritmo dinámico de la motocicleta.